Cosechar el agua de lluvia para sobrevivir


Cosechar el agua de lluvia para sobrevivir

El noroeste de San Luis es la zona de estudio de un equipo científico que investiga el agua e indaga en la problemática de la sequía. Específicamente se centran en la colecta de agua de lluvia a través de represas. Este territorio provincial es el más seco y cálido. Es un semi desierto y el agua es un recurso limitante.

Para quienes viven en el noroeste de la Provincia tener agua, es tener oro en polvo. Esta escasez del agua es lo que motivó estudios científicos liderados por el doctor en Agronomía, Patricio Magliano. Junto a un equipo de expertos, estudia la cosecha de agua de lluvia ya que es una de las pocas formas de obtenerla y destinarla para la supervivencia.

Años atrás, el agua colectada de las represas era consumida por los pobladores para abastecerse en lo cotidiano. La bebían y con ella también producían. Y esto se debe a que realmente el agua en esas zonas es un recurso limitante. No hay agua, y consecuentemente su uso es bien administrado.

Una de las estrategias para contar con agua es aprovechar los sucesos de lluvia, que tampoco suelen ocurrir con frecuencia. Por ello, es que se preparan espacios en el territorio especialmente pensados para la cosecha. Estos puntos se los llaman represas o tajamares y son estudiados. Según expresa Patricio Magliano es de interés científico conocer la cantidad de agua que se junta y las fluctuaciones en el tiempo. Eso pensando al agua como un recurso estratégico para la población, pero en términos científicos el interés es saber qué variables son las que explican que una represa se llene o vacíe.

«Estudiamos el tipo de vegetación cercana a la represa, vemos si la represa tiene mucha cantidad de suelo desnudo, nos fijamos la pendiente que tiene el suelo y fundamentalmente, ahora estamos haciendo hincapié en entender la circulación del ganado vacuno. Estamos viendo cuántas vacas tienen las personas, por dónde caminan esas vacas, cuál es el efecto del pisoteo de las vacas dentro de la represa», expresó.

Uno de los ejemplos que brindó el investigador es que están observando que las represas con mayor número de vacas tomando agua, y por ende pisando el fondo del tajamar, conservan más el agua en el tiempo. Esto determina que el ganado ejerce un efecto positivo compactando el suelo y ayudando a que el agua no se pierda por infiltración. «Esto no se sabía y es una novedad de que no todo es malo con el pastoreo y pisoteo de las vacas sino que ellas mismas están favoreciendo el agua que ellas mismas necesitan», dijo.

Actualmente, el equipo monitorea 15 represas que se encuentran distribuidas en todo el territorio. Se contabilizaron alrededor de 2.500 en toda la zona geográfica. «Hoy en día el fin de los tajamares es netamente ganadero. Los productores cosechan la lluvia para que las vacas tomen agua. Esto se debe a que llueve poco. Las napas freáticas están muy profundas y es difícil sacar esa agua (…) Por muchos años esta fue la única forma de conseguir agua y por eso la gente la usaba para todo».

El calor y el viento. Las lluvias anuales están en el orden de los 300 a 400 milímetros concentrados entre los meses de octubre y marzo y representan el 80% de los sucesos de lluvias, y el resto del tiempo no llueve. «Eso genera muy poco caudal». No obstante, otros factores que los científicos tienen en cuenta son: el viento y el calor, principalmente el viento, ya que ocasiona que el caudal comience a evaporizarse y disminuya.

Por ello, el monitoreo de las represas es constante, 12 de los 15 tajamares estudiados forman parte de un proyecto con enfoque tecnológico que se hace en colaboración con municipios. «Vamos aproximadamente una vez por mes para ver los niveles y hablar con la gente», contó el profesional.

Para medir el agua de las represas se utilizan reglas de medición instantáneas que se instalan en la parte más profunda de la represa junto a un sensor. Miden 2,30 metros de altura y presentan marcas y colores que orientan a los científicos para obtener datos. «El productor sacando una foto puede rápidamente ver el dato de nivel (…) Los productores se entusiasman cuando nosotros vamos y empezamos a medir. Les mostramos los datos, les contamos si las represas funcionan mejor o peor (…) Hubieron muchas represas que pudimos reparar y llevar nuestros conocimientos científicos que generó un impacto con la mejoría del agua cosechada».

Los diques como aliados. El dique Nogolí, construido por la Provincia en el 2002, en el cual se cosecha agua de las sierras centrales de San Luis y se almacena, posee agua que se transporta por acueductos hacia el oeste de la Provincia y favorece la zona de estudio. Este es el dique más cerca con capacidad de riego al llegar a una mayor cantidad de productores.

«Los diques son una buena alternativa, pero el dique Nogolí no puede resolver el problema de agua de toda la región, es imposible hacerlo y por otro lado requeriría de una inversión fenomenal. Entonces lo que tenemos hoy en día son las represas distribuidas por toda la región a lo largo y ancho, cosechando agua. Esta es una herramienta importante para la población», concluyó.

Fotos de campo: gentileza Dr. Patricio Magliano

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