Jornadas Cuidemos Nuestro Mundo: 25 años de compromiso y solidaridad con la Educación Ambiental


Jornadas Cuidemos Nuestro Mundo: 25 años de compromiso y solidaridad con la Educación Ambiental

Próximo a un nuevo aniversario más de las Jornadas “Cuidemos Nuestro Mundo”, la actual coordinadora de este trascendental evento con huellas en la Universidad y en la provincia, Esp. María Lidia Azar, y el primer coordinador e impulsor de estas jornadas, Esp. José Miguel Abraham, cuentan el origen del proyecto medioambiental, las expectativas para el futuro y sus vivencias profesionales durante estos años.

¿Cómo surge el nombre de la Jornada “Cuidemos Nuestro Mundo”?

José Miguel Abraham: La idea se remonta aproximadamente en 1986-1987. Siempre prestaba atención a los problemas ambientales de la ciudad, pero un día caminando por calle Rivadavia pasó un camión que emitía gases tóxicos por el caño de escape y justamente en ese momento, una madre pasaba con su bebé, el humo del camión los tapó completamente. Desde ese momento me pregunte qué era lo que podía hacer desde el nivel educativo.

En junio de 1988 se organizó la “Primera Reunión Argentina e Internacional de Metodología de la Enseñanza de la  Química (PRAIMEQ-I)” y desde allí  me di cuenta que era el momento oportuno para comenzar a «hacer».

Llevamos a cabo tres Proyectos: “Cuidemos Nuestro Mundo” para comenzar a trabajar desde la Educación en Ciencia (particularmente Química) y Tecnología a favor del medio  ambiente; el «Anuario Latinoamericano de Educación Química (ALDEQ)», cabe destacar que para el acto de apertura de PRAIMEQ-I, ya estaba impreso el primer ejemplar de la Revista; y el «Proyecto Integral de Educación Química (PIEQ)», dedicado no solo al nivel secundario sino también al  nivel superior.

¿Cómo fue la primera Jornada?

José Miguel Abraham: en el año 1990 se realizó la Primera Exposición Internacional Cuidemos Nuestro Mundo (I- EXPO- INT-90). Invitamos a muchos organismos. El evento fue Declarado de Interés Nacional y participaron desde su lugar de origen representantes de seis países: Argentina, Bolivia, Chile, España, México y Uruguay, en cuyo ámbito se desarrollaron  diversas actividades en universidades y colegios de esos países, como así también de Petróleos Mexicanos. Un diario local escribió en aquella época: “la reunión científica educativa ambiental más importante del siglo que se hace en San Luis”. Tuvimos el apoyo de la UNESCO. Este evento mereció una felicitación especial por parte de UNESCO- ROSTLAC.

Organizar un evento científico- educativo- ambiental va más allá de convocar gente de los lugares más remotos, y es que la reunión tenga un sentido, un “contenido” donde se deje una herencia no solo intelectual y académico sino también un hacer en pro de algo.

Nuestro Proyecto fue una de las cosas más importantes que se hicieron, fue la primera exposición que duró cinco meses (abril-septiembre 1990). Participaron profesionales de Uruguay, Bolivia, Argentina, España, México y Chile. Se calcula que fueron aproximadamente 35 mil personas las que asistieron, participaron y visitaron las jornadas. La UNESCO me pidió que firmará los certificados de las jornadas y para mí, como para el grupo fue un gran honor. Dictamos gran cantidad de cursos en las distintas universidades y escuelitas, nosotros siempre íbamos con el mismo entusiasmo y compromiso.

Es la única Universidad en toda Argentina que tiene veinticuatro tomos con trabajos sobre el medio ambiente natural, social y humano. Además, es la primera vez que desde el Ministerio de Ambiente, en aquella época, destacaron nuestro trabajo; porque las jornadas no solo se centraban en el medio ambiente natural sino también en medio ambiente humano. Lo que llamaba la atención era la manera de trabajar, porque para hablar de medio ambiente hay que tener en cuenta factores y cómo se rige la escala de valores de la conducta humana para respetar nuestro entorno vital.

María Lidia Azar: Era maravilloso ver en cada reunión la idea de lo “plurisectorial”, todos los sectores podían participar. Desde docentes de todos los niveles educativos, especialistas, investigadores, estudiantes, legisladores, funcionarios, representantes del INTA, de la Cámara de la Industria y Comercio  hasta comisiones vecinales y cooperativas, entre otros. La gran variedad en la participación es lo que sobresale, el rico intercambio de experiencias que se produce entre los participantes de los distintos niveles de formación.

José Miguel Abraham: Lo extraordinario es que siempre se apuntó a los valores vinculados al bien, la verdad, la justicia y la solidaridad. Nosotros consideramos la solidaridad como el motor de todo, es lo que permite el funcionamiento y el poder incluir nuevas ideas. Esto es un dar y recibir constante.

¿Cuáles fueron los cambios más significativos que notaron a lo largo del tiempo en las jornadas?

María Lidia Azar: La participación. Originalmente era trabajar en las distintas comisiones sobre las distintas temáticas a abordar para diseñar un Modelo Ambiental para San Luis, es por eso que los asistentes provenían en su mayoría de San Luis y del interior de la Provincia. Actualmente vemos que las Jornadas se están nacionalizando y en esta ocasión XXV Aniversario de CNM internacionalizando, ya que participan activamente docentes e investigadores provenientes de otras Universidades del país: Rosario, La Pampa, San Juan, La Plata, Catamarca, entre otras provincias. A nivel Internacional: docentes e investigadores de México y Venezuela.

A nosotros nos llama la atención la necesidad de las personas de la comunidad de San Luis y de otras de participar en este tipo de encuentro científico- educativo- ambiental, por eso estamos agradecidos con la Universidad Nacional de San Luis por brindarnos este espacio que nos permite acercarnos a la comunidad, no solo a la comunidad puntana sino a muchas otras.

José Miguel Abraham: Lo que ha variado también, es el compromiso por los temas. Nosotros entendemos como compromiso: la necesidad de contraer una obligación seria con lo que uno piensa, dice y hace; si uno contrae esas tres cuestiones realmente está comprometido, desaparece eso de asistir porque esta lindo el día o porque quiero salir del aburrimiento de mi casa. Se asiste a las jornadas porque la persona siente que debe estar ahí

Esto es un constante sumar, sumar orgánica y racionalmente, sumar en función de los objetivos que tiene nuestro proyecto. Al pasar el tiempo le dimos un gran espacio a la gente de cultura, quienes presentaban poesías o canciones que luego se cantaban en los actos de clausura; siempre a favor del medio ambiente de San Luis, dando a conocer su belleza paisajista.

Desde lo muy científico a lo muy humano. A través de los valores que sostienen nuestro proyecto, nosotros queremos darle la mayor dimensión humana posible a todo lo que es el conocimiento científico y tecnológico para que no ocurra el otro extremo, la robotización.

¿Cuáles son las expectativas que tienen para el futuro de este evento?

María Lidia Azar: Lo que buscamos es despertar un poco el cambio de actitud en las personas. Sabemos de los problemas que hay a nivel mundial con respecto al medio ambiente en sus tres dimensiones (natural, social y humano), el cambio climático y sabemos que nos afecta no solo desde el ámbito natural sino también afecta lo social y humano (marginación, pobreza). Pienso que todo esto que uno hace humildemente, ya que no contamos con ningún sustento económico, se lleva a cabo con esfuerzo y compromiso de hacer algo por nuestra sociedad y entorno ambiental. Por eso entendemos que todos los seres humanos, desde su lugar o profesión, deben aportar a la causa.

José Miguel Abraham: Por bueno que sea algo, no se si ha llegado a todos los habitantes de San Luis. Hay un avance permanente, principalmente el interés de los ciudadanos. Nosotros hacemos todo desde la perspectiva de la educación. La gran expansión que hay se trata de cómo la gente va entendiendo el valor solidaridad. Para las Jornadas “Cuidemos Nuestro Mundo” la palabra solidaridad tiene dos partes: la primera, es la generosidad genuina y desinteresada; y la segunda, es la cooperación permanente. Ese es nuestro núcleo.

Creo que las expectativas son buenas, siempre influyen mucho los contextos socio-económicos, pero lo tratamos en las jornadas. Si habría que resumir en palabras: las expectativas son de mucha esperanza; porque vemos muchísima gente joven, profesionales jóvenes que se interesan y participan por hacer algo por nuestro entorno ambiental.

Llevan años ininterrumpidos trabajando en este Proyecto ¿Qué es lo que los impulsa a realizarlo año a año?

José Miguel Abraham: Los resultados que se obtuvieron desde la primera jornada. Sentimos una renovación constante y decimos: “que lindo fue lo del año pasado, al año siguiente intentamos mejorar”. En vez de envejecer, vamos rejuveneciendo. En general yo tengo muchas esperanzas.

María Lidia Azar: Lo que nos motiva es ver como la juventud pide este tipo de encuentros, ellos lo sienten como propio; quieren siempre participar y brindar nuevas ideas. Creo que uno como educador, tiene una mirada holística con respecto a la educación. Enseñamos el contenido pero también debemos enseñar que se hace con ese contenido, trabajarlo para que después pueda generar algún aporte a nuestro entorno o contribuir a resolver algo de ello.

¿Cómo estas Jornadas influyó en su vida profesional?

José Miguel Abraham: A raíz de la fusión del Proyecto Cuidemos Nuestro Mundo (CNM) y Proyecto Integral de Educación Química (PIEQ) surgen los “Proyectos Educativos Integrales (PEI) en Ciencia (particularmente Química) y Tecnología” que llevamos a cabo hace muchísimos años atrás. Esta alternativa educativa tuvo mucho que ver en nuestra profesión. A raíz del diseño de los PEI en distintos ámbitos educativos a nivel universitario, se llegaron a generar muchos puestos de trabajo, que no solo tuvo impacto en nuestra vida profesional sino también cambió el campo laboral de muchísimas personas.

Cuando llevamos a cabo este proyecto, todo lo que se iba aportando a las jornadas de “Cuidemos Nuestro Mundo” eran temas de investigación para nuestros trabajos. En base a lo que estudiábamos de la realidad y sus cuatro variantes (lo socio-económico, lo ambiental, lo social, lo cultural) diferenciábamos lo ambiental para después ensamblarlo mejor a lo social.

Existe un equilibrio en lo que hacemos, entre naturaleza, humanidad y desarrollo científico-tecnológico-cultural; si todos los temas antes que ingresen a un determinado proyecto o plan de estudio son equilibrados en esas cuatro variantes, los errores que se cometen algunas veces no pasarían.

María Lidia Azar: En general, entre las materias que dicto en la UNSL como Metodología y Práctica de la Enseñanza de la Química, se destaca a nuestros alumnos fundamentalmente no sólo el tener el conocimiento químico acabado, sino el de aplicar los mismos a nuestro entorno socio-ambiental. Para ello hay que hacer una lectura de la realidad, para contribuir desde la Educación en Ciencia (particularmente Química) y Tecnología a resolver situaciones problemáticas concretas de la comunidad. En este sentido, el Proyecto “Cuidemos Nuestro Mundo” nos contribuye a implementar nuevas maneras en nuestra profesión.

¿Cuál es el aporte personal que hacen en este proyecto?

María Lidia Azar: La dedicación. No es una carga, si bien quita tiempo para nuestra familia, y otras actividades, lo hacemos con mucha alegría y compromiso desde la Universidad a la comunidad. Aprendí mucho del profesor Esp. Miguel Abraham, lo que más me marcó fue la manera de trabajar, destacando la solidaridad, entre otros aspectos, en cuanto el hacer algo por el otro. Trabajar desde la educación en ciencia en favor del cuidado y preservación del medio ambiente es una manera de hacer algo por el otro.

José Miguel Abraham: El compromiso. Porque el compromiso que vemos en los demás, en nosotros tiene que ser el doble. Siempre hacemos todo con alegría. Si la solidaridad es sincera en las relaciones, en los modos y maneras de comunicarse entre si, entra con fuerza el desarrollo sostenible compatible e incluyente, tal vez en este siglo XXI, el nuevo nombre de la paz.

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