Ciencia y salud mental: psicoterapia en tiempos de virtualidad


Ciencia y salud mental: psicoterapia en tiempos de virtualidad

El proyecto Psicoterapia en tiempos de cuarentena durante la pandemia COVID-19. Perspectiva de los Profesionales de la Salud Mental, de la Facultad de Psicología (FaPsi), tiene como objetivo brindar recomendaciones adaptadas al contexto para la utilización de telepsicología, a partir del análisis de casi mil encuestas a profesionales. Cuenta también con financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT).

El proyecto de investigación, dirigido por la Dra. Alejandra Taborda tiene como objetivo contribuir a mejorar la efectividad del tratamiento psicoterapéutico de condiciones clínicas de orden bio-psicosocial durante la pandemia de COVID-19 y en la fase posterior a la pandemia.

Durante todo el 2020, en el equipo realizaron la recolección de datos para la investigación, por medio de una encuesta que analizaba el giro que la psicoterapia tuvo que tomar para poder abarcar las consultas en tiempos de aislamiento social y preventivo. Esta encuesta online la respondieron 1.154 profesionales, y luego por los criterios de calidad de las mismas, analizaron cualitativamente más de 950. «Población significativa y no muy frecuente de obtener», en palabras de la Directora del proyecto.

En cuanto a las modificaciones sustanciales realizadas en los encuadres psicoterapéuticos, los/as profesionales encuestados/as señalaron el giro abrupto a la virtualidad. Si bien las/os psicólogos/as pudieron llevar adelante tratamientos online, remarcaron las diferencias significativas y sustanciales en su tarea.

Estas diferencias según conclusiones a las que arribaron, se fundan, en primer lugar, en la temporalidad. La Dra. Alejandra Taborda explica: «lo que rompe la pandemia es la noción de tiempo. Es como si el pasado pudiera ser reconocido en algunos aspectos, pero hay una interrupción del pasado casi como si tuvieras un accidente. Actualmente, es un presente continuo que además irrumpe sobre el futuro. La estructuración psíquica está en interdependencia con las funciones temporales, todos tenemos un pasado, presente y proyectos futuros. En este tiempo de pandemia hay una interrupción de esas articulaciones temporales, por lo que el tiempo queda dislocado».

En consecuencia la investigadora menciona que esto afecta la labor psicoterapéutica, así como también el modo en que se expresa el sufrimiento psíquico, por lo que la teoría comienza a mutar o es necesario que lo haga.

Taborda explica que el concepto de «duelo», como noción contundente del campo, refiere a aquel proceso que todos/as pasamos desde que nacemos hasta el fin de nuestra existencia, el cual tiene una temporalidad. «Hay algo que vos perdiste y procesos de recuperación. Lo que sucede en este tiempo de pandemia es que esa temporalidad está rota».

Dra. Alejandra Taborda, directora del proyecto de investigación FaPsi – UNSL

Otra de las diferencias que la pandemia por COVID-19 puso de relieve -en relación a los procesos terapéuticos- fue la construcción del espacio en que se desarrolla la psicoterapia, tanto para el terapeuta como para el paciente. «Esta es una dimensión a desarrollar muy detalladamente, tanto en las modificaciones que produce en la mente del/la terapeuta como en la mente del/la paciente. ¿Cuál es la intimidad? ¿Cómo viven paciente y terapeuta el entrar en espacios de privacidad del otro? ¿Cuáles son los ruidos en la casa familiar? Incluso dinámicas que uno puede ver que en el consultorio no estaban tan referidas. El lugar que elige uno/a y otro/a tiene un simbolismo particular para ser analizado dentro de las dimensiones terapéuticas», agrega la Directora del proyecto.

Con contundencia la investigadora compara: «lo que tiene la pandemia es que todos/as estamos incluidos/as en el mismo sufrimiento, esto es inédito. En la guerra siempre había un lugar donde no había guerra, uno tenía un lugar a donde irse. Ahora no hay escapatoria, estamos todos/as en la misma dimensión del problema. Todos/as y cada uno/a de nosotros/as estamos peleando por la continuidad de la especie».

Como profesionales de la salud mental, la Dra. Taborda y su equipo, no pierden de vista las vicisitudes transitadas por la asistencia pública, debido a que los/as pacientes no cuentan con las condiciones materiales mínimas para mantener en el tiempo procesos de psicoterapia. En este sentido agrega que las instituciones públicas se han visto abarrotadas, ya que la demanda ha crecido.

Para cerrar, la Dra. Taborda cuenta que las perspectivas del equipo son continuar con la formación de recursos humanos a nivel de posgrado y realizar más publicaciones, «todo lo que nosotros/as podamos concluir, debemos compartirlo, difundirlo, hacer muchas publicaciones en revistas de libre acceso para que sea socializado». En correspondencia con esto, concluye: «Creo en la democratización de la educación pública. Hay en investigación una tendencia por promover lo individual, las investigaciones son colectivas y considero que investigar en instituciones públicas debería ir en consonancia con este cambio, porque  investigación y políticas van de la mano».

La investigación con financiamiento del MINCyT para su desarrollo, tiene además el aval de la Red Iberoamericana de Ecobioética de la Red Internacional de la Cátedra UNESCO en Bioética (Haifa) y del Comité de Ética de la Investigación Científica y Tecnológica (CONICET Centro Científico Tecnológico Mendoza). También ha sido incluido como Proyecto de Desarrollo Tecnológico y Social (PDTS) en CONICET y en el Programa de Psicología de la Universidad del Sinú (Colombia).

El equipo de investigación está integrado por la Dra. María Isabel Fontao, investigadora y coordinadora académica en la University of Konstanz (Research group Prof. Dr. Endrass) en Alemania, el Dr. Leandro Martín Casari, la Lic. María Natalia Piorno, en carácter de integrante colaboradora la Dra. Agustina Labin, Koening Vera, Leila Shorer, Luciana Noelia Maza, Camila Berger, Emilia López Galdeano, Agostina Belén Gómez Reale, Melisa Ángeles Vecino Dentoni, Florencia Lourdes Peña y Sofía Michelle Sys. 

Fuente: Secretaría de Ciencia y Tecnología

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