Felipe Zó, un destacado en la creación de matemáticas


Felipe Zó, un destacado en la creación de matemáticas

Docente, investigador, director de proyectos de investigación y Profesor Emérito de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). Fue Presidente de la Unión Matemática Argentina desde octubre de 1989 hasta octubre de 1997, cargo que ejerció por dos (2) períodos consecutivos. Reconocido mundialmente por los resultados obtenidos en su tesis doctoral en el Área del Análisis Matemático, trabajo del que surgió el Teorema de Zó. En esta entrevista, el destacado matemático nos cuenta cómo ha sido su historia en nuestra Institución.

¿Cómo comenzó su historia con la Universidad Nacional de San Luis?

Yo vine a San Luis en el año 1964. Cuyo tenía tres (3) sedes: una era Mendoza, otra en San Luis con las ciencias exactas y psicología, y en San Juan estaban las ingenierías. Antes de crearse la Universidad Nacional de San Luis esto ya era un Centro bastante sólido en varias ciencias. En este sentido, la Universidad no se creó en un desierto, sino que por acá había pasado gente muy importante.

Para ver el contexto, terminó la guerra y los europeos empezaron a irse a otros países, principalmente los italianos y españoles. O sea que, después de 1945 empezaron a llegar un montón de personalidades y San Luis no escapó de eso. Cuando yo vine había dos (2) profesores alemanes que eran muy reconocidos. Entonces, lo que pasó con la creación de la Universidad, fue que se le puso un nombre a cosas que ya existían, porque lo mismo pasaba con San Juan, donde las ingenierías eran famosas. Esto fue cambiar en cierta manera el nombre y darle independencia y fuerza para seguir creciendo.

Yo sobre todo soy un matemático, y ¿qué es un matemático?, es una persona que hace matemáticas, eso es lo que soy y he sido desde el año 1964 hasta hace dos (2) años que se doctoró mi último alumno. Mi parte fuerte es esa, no me gusta utilizar la palabra «investigación», sino que prefiero decir que me dediqué a crear matemáticas. A esas tareas las empecé a hacer aún de alumno.

En el año 1966 uno de mis profesores me dijo que me hiciera socio de la American Mathematical Society, la organización más importante del mundo en el campo y con eso recibí muchísima información. El problema fue que me mantenía con mi trabajo de docente ayudante alumno, y con eso tenía que vivir y pagar la cuota de la revista científica que compraba. Pero, gracias a la gente que encontré acá pude continuar.

¿Cómo inició su vocación en la docencia y en el campo de la matemática?

Yo decidí ser matemático de pequeño. Lo que me gustaba hacer con mis alumnos era hablarles de matemáticas, de lo que yo entendía por matemáticas; algunos llegaban a comprenderlo y a otros no les importaba tanto eso, aún siendo matemáticos.

Cuando yo vine acá estábamos en lo que se llamaba Escuela de Matemática y Física, éramos un conjunto y los profesores tenían que enseñarle a todos. Entonces yo a los alumnos les trataba de enseñar lo que sabía yo de matemáticas y tratar dar un curso a cierto nivel, que implicaba no repetir un libro.

En matemáticas me ha tocado, sobre todo en Estados Unidos, enseñarle a una multitud que asistía a cursos de otros campos, por ejemplo, de enfermería. Entonces, no es lo mismo darle curso a un enfermero, o dar un curso de estadística a alguien que está haciendo el doctorado en matemáticas. Por ejemplo, en Estados Unidos me tocó enseñarle a un hombre que estudiaba derecho, y que quería dedicarse a realizar juicios a las empresas que producen o dañan el medio ambiente; entonces quería tener una base científica para poder argumentar con la gente. Todas esas cosas a mí me han marcado y tenía que luchar con algunos estudiantes a los que a lo mejor no les interesaba.

¿La llegada de las nuevas tecnologías repercutió en su forma de enseñar durante los años?

No, pero no hay que despreciar las nuevas tecnologías, eso sería una locura, lo que tampoco hay que hacer es mudarse totalmente. Creo que también hay que estar con los alumnos, sentarse con ellos/as, explicarles y que te cuenten qué es lo que les pasa.

En mi caso, lo que he usado más ha sido por vagancia, porque es mucho más fácil agarrar y empezar a pasar cosas con un proyector que tomar una tiza o una fibra. Pero creo que hay que usar las dos (2) cosas.

Sin embargo, tuve un caso con una alumna a la que le había dado un ejercicio en el curso que estaba haciendo para el doctorado y cada vez venía a preguntarme sobre el ejercicio con la respuesta, eran cada vez más complicadas. Por eso me di cuenta que estaba buscando cosas en Google Académics y que el problema era que empezaron a aparecerle fórmulas y más fórmulas, que ella las iba tomando, encajando y no estaba analizando las posibilidades.

Esto puede suceder en cualquier ciencia, en la que caben 20 posibilidades y hay un algoritmo para analizar. Uno tiene que pensar cómo llegar a esas posibilidades y esquematizar el proceso; ese sería el trabajo de un matemático: poner una estructura, una cosa bien pensada y eso lleva tiempo, porque implica pensar. Yo tuve la gran suerte de dedicarme a un tema que lo único que tenía que hacer era tener lápiz, papel, acceso a bibliografía de gente que sabía sobre el tema y pensar.

¿Qué le diría a los/as nuevos/as estudiantes en cuanto a la importancia de ser parte de una Universidad pública?

Que tengan mucho tesón y estudio. En los primeros años les diría que comiencen a pensar; que si viene un profesor y les enseña algo le digan: bueno, ¿por qué me enseñó esto si se podría enseñar de otra manera?.

¿Qué sintió al ser designado como docente Emérito de nuestra Institución?

Yo no me siento ni mejor ni peor porque conozco profesores excelentes, quizás mucho mejores que yo. Uno estudia porque cree que lo que está haciendo es importante para uno, para la sociedad, para lo que sea.

Creo que la gente tiene que tener derecho a estudiar, venga de donde venga, si no tiene plata hay que pagarle, pero que estudie. Yo por suerte empecé a trabajar en segundo año de mi carrera, desde el año 1965 hasta que me jubilé hace dos (2) años, pero no todo el mundo puede hacerlo.

Fui varios años ayudante de segunda, que es el más bajo de los escalones y con eso me podía pagar una pieza, el Comedor Universitario y comprarme algo de ropa para alguna vez de vez en cuando.

¿Cómo se imagina la Universidad del futuro?

Creo que hasta ahora hemos ido muy bien y que tiene un potencial humano muy importante y suficiente para seguir avanzando.

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