La naturaleza mundial en alerta por las presiones humanas


La naturaleza mundial en alerta por las presiones humanas

Una investigación científica muestra que las áreas protegidas del mundo están progresivamente más expuestas a las presiones humanas y que estos lugares estarían en retroceso debido a las actividades del hombre. Este estudio radiografió la geometría (forma y tamaño) y la distribución de las áreas protegidas en todo el planeta. La investigación fue publicada en la revista Nature Sustainability y apunta a contribuir en el impacto de políticas internacionales en relación al cuidado y preservación de estos espacios.

Santiago Schauman integra el Grupo de Estudios Ambientales (GEA) del Instituto de Matemática Aplicada San Luis (IMASL), y actualmente realiza el Doctorado en Biología en la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) con una beca doctoral del Conicet. Se recibió de Ingeniero Forestal en la Universidad Nacional de La Plata y de Máster en Ecología Terrestre en la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Su interés por la naturaleza marca su carrera profesional y actualmente es consultado por científicos de todo el mundo al realizar un estudio que involucró a 300 mil áreas protegidas a nivel global.

Su investigación reveló que las áreas protegidas del mundo están cada vez más expuestas a la presión humana. Esto significa que la naturaleza pura está siendo atravesada por el hombre. El estudio se enfoca en el uso humano de los ecosistemas y en cómo las distintas sociedades buscan conservar estos espacios en el contexto de esta acelerada presión humana. La pregunta que lo guía es saber en qué estado de conservación está la naturaleza en los diferentes grandes ambientes del mundo.

En un contexto de pérdida acelerada de la biodiversidad y la búsqueda del mantenimiento de los servicios ecosistémicos que estos ambientes brindan a las sociedades, los países del mundo se reunieron en la Cumbre de Biodiversidad en Montreal 2022 para pautar metas comunes para la conservación de la biodiversidad global, ya que el estado de conservación de los espacios repercute a escala planetaria. Puntualmente se estableció que para el año 2030 cada país debería conservar el 30% de su territorio con el objetivo de conservar la naturaleza. «Este es un objetivo ambicioso y existen evidencias que expresan que si bien un 30% pareciera mucho, debería ser más», expresó el investigador. Añadió que tener el 30% de territorio protegido podría no ser suficiente si no se considera la geometría de las áreas protegidas.

Schauman sostuvo que los países del mundo llenan esos porcentajes de manera muy distinta. Algunos lo hacen con áreas protegidas grandes y compactas, y otros con espacios pequeños y fragmentados, expuestos a la presión humana, es decir al espacio no protegido. En un contexto acelerado de presión sobre los ecosistemas naturales, las áreas protegidas muy próximas al entorno no protegido van a estar sujetas a una mayor presión humana, reflejada en extracción de recursos, casería, desmontes, contaminación química y lumínica, entre otros. Todo tendrá impacto sobre esa naturaleza que se pretende conservar.

El científico explicó que las áreas más grandes y compactas que alejan las presiones humanas del interior protegido, están en países periféricos o en vías de desarrollo. Por el contrario y en contraste, la mayoría de los países desarrollados tienen áreas protegidas relativamente pequeñas y con formas particularmente complejas, perforadas y fragmentadas. «Debería de haber una restauración de esos espacios (…) Las áreas protegidas más pequeñas y menos compactas se encuentran en los biomas del mundo más críticamente amenazados«, dijo.

Repensar las áreas protegidas

Históricamente se ha prestado poca atención al nivel de contacto e interacción de las tierras protegidas con su entorno no protegido y las implicancias que tiene esto en cuestiones críticas, como la penetrabilidad de la influencia humana sobre el ecosistema protegido o el flujo de especies, nutrientes y energía en la naturaleza. «Nuestro estudio expone a la geometría de las áreas protegidas como un elemento complementario fundamental para la conservación de la naturaleza a largo plazo y la sostenibilidad global», remarcó.

Estudio único en el mundo

El estudio de la geometría, tamaño y forma de las áreas protegidas, el analizar cómo son a nivel global y el demostrar su exposición a las presiones humanas, llevan a que este trabajo sea relevante para la comunidad científica mundial. Se trata de un trabajo único con un «mensaje potente», expresó su autor. Presenta una originalidad que hizo implicancias profundas en la naturaleza y en el bienestar humano que hace que haya sido aceptado en Nature Sustainability, una revista especifica para hablar de sustentabilidad. «Esto es una plataforma donde te leen científicos de todo el mundo», dijo.

Este estudio pretende contribuir a que este plantea logre tener naturaleza a perpetuidad, en termino de la existencia humana. «Mil años no es nada, y sin embargo dentro de mil años la situación de presiones humanas será extremadamente contrastante. El crecimiento poblacional y la explotación de recursos, cada vez es más acelerado», concluyó.

Datos

Junto a Schauman trabajan los investigadores de la UNSL/Conicet, Germán Baldi y Esteban Jobbágy (director y codirector de la tesis doctoral), y Josep Peñuelas, un ecólogo catalán del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.

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