Científico de la UNSL trabajó con el Premio Nobel de Química


Científico de la UNSL trabajó con el Premio Nobel de Química

La Real Academia de las Ciencias de Suecia concedió la semana pasada el galardón al estadounidense John Bannister Goodenough, al británico Stanley Whittingham y al japonés Akira Yoshino. Esta máxima distinción se les otorgó por sus trabajos en el desarrollo de las baterías de iones de litio, presentes en el mundo en objetos cotidianos, como son los teléfonos, dispositivos electrónicos o autos eléctricos.

El doctor en Química, egresado y actual docente e investigador de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Sebastián Larrégola de 35 años, trabajó por un (1) año y medio en la Universidad de Texas (Estados Unidos) integrando una (1) de las (2) líneas que integran el grupo de investigación que dirige actualmente John Goodenough de 97 años, actualmente la persona de más edad que gana un Premio Nobel.

El investigador mendocino, radicado en San Luis, estudió su Licenciatura y Doctorado en Química en la UNSL dirigido por el Dr. José Pedregosa del área de Química General Inorgánica de la Facultad de Química Bioquímica y Farmacia (FQByF). A su doctorado lo realizó en colaboración con el Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid y estuvo dirigido por el Dr. José Antonio Alonso. «En Madrid hice dos (2) estancias de seis (6) meses. Una en 2008 y otra en 2010, y me doctoré en Química con especificidad en la fisicoquímica del estado sólido».

¿Qué instancias te llevaron a trabajar con el prestigioso científico John Goodenough?

Mi codirector de tesis doctoral estuvo colaborando durante mucho tiempo con el grupo de investigación de John he hizo un año sabático en la Universidad de Texas. A su regreso, y en coincidencia cuando yo voy a dar la tesis, aparece la opción de un contrato laboral en Texas. El grupo estaba buscando a gente así que armé mi Curriculum Vitae con cartas de recomendación y lo envié. Luego tuve entrevistas y finalmente quedé seleccionado para trabajar.

¿Qué realizaste?

Fui a realizar investigación en el grupo del profesor Goodenough. Este grupo tiene dos (2) líneas principales, una de ellas está relacionada con las baterías de iones de litio, temática por lo cual fue premiado, y otra línea está relacionada con una cuestión un poco más fundamental de estructura de sólidos y propiedades físicas de sólidos. Específicamente el estudio de materiales magnéticos, materiales metálicos y en general materiales metaestables, que no son estables en condiciones ambientales, entonces se realizan síntesis en condiciones de altas presiones y altas temperaturas, y se estudian propiedades físicas.

Si bien soy químico, este era un grupo más bien de físicos, sin embargo el punto de vista de John Goodenough sobre estos temas es bastante especial porque él es físico pero sin embargo trabajó mucho tiempo como catedrático de química inorgánica en Inglaterra y luego se fue a trabajar en la Facultad de Ingeniería en la Universidad de Texas.

Es un físico muy aplicado y con una forma de visualizar conceptos bastante razonable y muy entendible tanto para químicos como para físicos. En la rama en la que me desempeñé en Texas, Goodenough ha aportado muchisimo.

En los años 50 y 60 él publicó una serie de trabajos en donde se hacía un análisis de estos fenómenos desde un punto de vista completamente diferente y una interpretación que ha sido muy interesante e importante para todos los que hacemos fisicoquímica o física del estado sólido o química del estado sólido. Esto da cuenta de que sus aportes no solamente han estado supeditado a las baterías de iones de litio. Todos sus aportes han sido y siguen siendo fantásticos.

¿Sabías de la trayectoria de John Goodenough?

Sí, sabía de su trayectoria. Sabía a dónde iba. Lógicamente fui con un poco de miedo porque se trabajaba en un grupo muy importante, pero iba dispuesto a aprender. Esto fue en el año 2011, en ese entonces tenía 27 años.

Fui a reemplazar a un estudiante de posdoctorado de China, quien regresaba a su país con un proyecto muy importante de la Academia China de Ciencias, y él se hacía cargo de una gran parte del Laboratorio donde yo iba a trabajar. Así que básicamente me tocó hacerme cargo de gran parte del Laboratorio de esta línea, aprender un montón de cosas y a su vez ha desarrollar un par de temas que estaban disponibles.

Trabajé bajo la supervisión de John Goodenough, pero mi jefe más próximo fue Jianshi Zhou. La mayoría de las personas que formaban parte del grupo en el que trabajaba eran de nacionalidad China, India y Estadounidense. Yo era el único Argentino allí.

¿Te acordás tu primera charla y encuentro con el actual Premio Nobel de Química?

Fue al quinto o sexto día desde que llegué a Austin. La primera charla que tuve fue con Jianshi Zhou, inmediatamente después de eso me tuve que poner a hacer papeleos de seguros que me llevaron varios días. La Universidad de Texas es una institución muy grande así que me tuve que mover bastante, y cuando ya terminé lo vi a John.

Recuerdo que mi primera charla fue en un ascensor. En ese momento él tenía 90 años y era una persona muy abierta. Recuerdo que iba a trabajar todos los días. Hoy mismo con 97 lo sigue haciendo. Lo que hace es ocupar su tiempo resolviendo algunos problemas, llevando adelante experimentos, no en el laboratorio, él está ya en la parte de diseño de experimentos y análisis de resultados. Algo bastante particular es que John escribe los artículos a mano. Después alguien se los pasa. Él no escribe artículos en computadoras.

Mi primera conversación con él fue bastante amena, no tuvo muchos temas científicos sino que fue una cuestión más bien personal. Él quería conocerme y yo obviamente quería conocerlo y estuvo muy bien. Fue una charla de unos 20 minutos.

¿Luego tu interacción con él cómo siguió?

En general siempre que uno necesitaba algo él estaba en su oficina. Siempre estaba disponible. En sus dos (2) lineas de investigación deben haber habido 20 o 25 estudiantes de doctorado y posdoctorado. John Goodenough lo que hacía era organizar su semana para tener al menos, por semana, una (1) hora con cada uno de los integrantes del Laboratorio. Era una persona que estaba al tanto de absolutamente todo lo que se hacía y siempre con una mirada positiva, aportando e interesado por lo que se estaba haciendo.

¿Pudiste tener un acercamiento en celebraciones fuera de la Universidad?

Allá mucho no se estila. Sí pasaba que cuando alguien se iba se hacía una reunión, una comida, pero en el mismo Laboratorio. Lo que sí hubo, que para mí fue increíble, fue un Simposio en homenaje a los 90 años de John, y fueron los mejores científicos de sus líneas de investigación de todo el mundo y cada uno dio una conferencia con lo que estaba haciendo o algunos temas que les parecieran importantes. Realmente eso fue fantástico porque de golpe me encontré con toda la gente a la cual leía, que había escrito las cuestiones que más me habían influenciado. Como evento eso fue algo muy impresionante.

¿Pudiste compartir alguna publicación con Goodenough?

Sí, en el posdoctorado salieron tres (3) artículos con John Goodenough, Jianshi Zhou y José Antonio Alonso, más otros colaboradores. Cada cual aportaba alguna arista de algún tema que estuviésemos estudiando.

¿Cómo describirías al Premio Nobel de Química?

Es una persona con conceptos muy claros, con un entendimiento de la naturaleza de la materia muy profundo, una persona que ya desde los años 50 en sus artículos se ve la diferencia con la que encaraba ciertos temas. No se da por vencido ante ningún problema y que siempre tiene una forma de interpretar los problemas.

En mi experiencia siempre que fui a verlo con una duda compleja o difícil de resolver jamás me fui sin una respuesta, y no eran respuestas superficiales eran profundas. Él es una persona que ante la ciencia de los materiales en estado sólido hace todo eso sencillo, porque entiende perfectamente cómo funcionan y de hecho se dedica a investigar las cosas que no son sencillas de entender. Él va a las cosas que no tienen respuestas y necesitan trabajo mental, experimental y teórico.

¿Qué sabes de la actualidad del científico?

Sé por colegas que están trabajando allí, en Texas, que sigue yendo todos los días a trabajar, que ocupa su tiempo en eso, principalmente resolviendo problemas. Sigue incorporando estudiantes doctorales y posdoctorales y sigue innovando en todos los diferentes campos en los que estudia.

Hoy en día sigue perfeccionando baterías de litio con conceptos completamente nuevos y por otro lado estudiando propiedades electrónicas de materiales muy complejas. Él sigue vigente siempre con su sonrisa tan característica. Es una persona que se ríe todo el tiempo y con risas bien fuertes, se ríe a los gritos. Hace muchos chistes.

¿Crees que Goodenough aspiraba a ser un Nobel?

Él nunca jamás aspiraba a ser un Premio Nobel. Todos sus colegas y quienes él estaba formando aspirábamos a que le dieran esta distinción porque realmente sus desarrollos son muy importantes. Pero él nunca lo exteriorizó. Nunca dijo nada. No se dedicaba a pensar en esas cosas, él estaba con la cabeza en otro lado. Es una persona que durante toda su carrera siempre fue reconocido.

¿Cuándo lo identificaste como un referente en la ciencia?

Lo identifiqué como tal en el transcurso de mi doctorado, ya que en la licenciatura no tuve una base muy profunda de estados sólidos. En el doctorado, en el primer artículo que uno lee, Goodenough es una cita. Así que uno siempre termina en Goodenough. Al principio empecé a ver primero la dificultad de lo que hacía y escribía, hasta que uno ya empieza a acomodarse un poco y entender las cosas que propone.

¿Qué enseñanza te dejó haber conocido a John?

Hay dos (2) frases que él dice siempre: «Todos tienen un talento, la única cuestión es que cada uno tiene que darse cuenta cuál es y desarrollarlo» y «Nunca hay que retirarse demasiado temprano». Otra cosa que me llenó mucho es su concepción de la ciencia, de la sociedad científica, la comunicación, el diálogo y la competencia sana.

¿Qué le dirías hoy a Goodenough?

Creo que sería lo mismo que todo el mundo le debe haber dicho: «menos mal que no se retiró muy temprano» y que ojala pueda seguir trabajando durante mucho tiempo más y avanzando de la manera en que lo hace y formando cada vez a más personas. Para mi es un orgullo haber estado trabajando allí y en algún punto me arrepiento de no haberlo aprovechado más, pero porque nunca es suficiente con una persona así cerca.

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