A una década del Programa Historia y Memoria


A una década del Programa Historia y Memoria

Uno de los espacios que resguarda la historia de la UNSL cumplió diez (10) años. Se creó el 27 de marzo de 2012 con el objetivo de promover una política de historia y memoria de la Universidad e institucionalizar Archivo Histórico y Documental que había sido creado en el año 1999 por el Consejo Superior y nunca puesto en funcionamiento.

Su directora, la Dra. Sonia Riveros expresó que el Programa y al Archivo, junto a los otros 11 espacios que constituyen el acervo de la Universidad, son sitios necesarios para la memoria histórica, natural y científica. «Ademas de preservar, aspiramos a poder mostrar todo eso que ha sido vivido (…) Hemos abierto un espacio de consulta accesible», dijo.

Una década ya del Programa…

Sí. El 27 de marzo de 2012 fue creado el Programa de Historia y Memoria de la UNSL con una finalidad y un propósito bien concreto que tenía que ver justamente con poner en valor la historia de la Universidad, visibilizar la historia de la UNSL, concientizar a la comunidad universitaria acerca de la importancia de una política de historia y memoria, y resguardar y preservar el acervo, que la Universidad tiene y que data de 1930, desde previo a la creación de la Institución.

Y más atrás también; cuando la Escuela Juan Pascual Pringles pasa a depender de la UNSL. Hay toda una historia muy rica que es parte de la Escuela de 1876. También está toda esa documentación importante para que se conozca. No solamente de la Escuela sino también de la misma UNSL de la etapa previa a la creación y después de la creación con la gestión del Mauricio López en adelante.

Anterior al Programa ¿cómo se resguardaba la documentación?

Anteriormente al Programa la historia de la Universidad no estaba bien resguardada. Mucho material se perdió. Por el año 2010 me encontraba haciendo mi tesis de doctorado y me surgió esa preocupación. Como historiadora de la educación, investigando sobre la historia de la Universidad y de la carrera Ciencias de la Educación, bajaba al tercer subsuelo que es donde se guardaba la documentación.

Por esos años las universidades comenzaron a trabajar más acentuadamente sobre políticas de seguridad y riesgo, a raíz de un incidente que ocurrió en la Universidad Nacional de Río Cuarto. Por ello, en aquel momento personas especializadas fueron a realizar un diagnóstico al subsuelo.

En cierto que hacia falta ordenar, organizar y limpiar porque tengo una imagen mental que eso parecía un depósito, donde cada Unidad Académica tenía un sector. Es por eso que se armó una comisión desde Rectorado y se comenzó a limpiar el lugar y se empezó a dar de baja mucha documentación.

¿Cómo actuó frente a esa situación?

En ese momento, venía de realizar una estancia académica en Brasil y estuve trabajando en el Programa de Memoria de la Universidad Estatal de Campinas (UNICAMP). Ese programa tiene bastantes líneas diarias de trabajo y a mí me parecía necesario seguir ese modelo que habían implementado y poder aplicarlo en la UNSL.

Allí comencé a trabajar en este proyecto. En ese momento la profesora Violeta Guyot dirigía el proyecto de investigación desde el cual se desprende el Programa, y con todo el apoyo que recibí de ella, quien además era mi directora de tesis y estábamos con el tema de la historia de la Universidad, presentamos el proyecto del Programa. A raíz de ello se paró la limpieza y alcanzamos a salvar lo que era la Escuela Normal y la Facultad de Humanas y parte de otras cosas más.

Recuerdo las bolsas negras donde estaban los boletines de noticias universitarias de la oficina de Prensa y Difusión creada por Mauricio López para estudiantes en 1974 donde se llevaba a delante la comunicación, no solamente lo que acontecía en la Universidad día a día sino además de noticias del mundo, latinoamérica y todo lo que estaba pasando.

¿Fue a raíz de la preocupación desde la investigación que surge el Programa?

Pensamos al Programa no solamente desde el valor para la Universidad sino también para la comunidad de San Luis, en la creencia de la importancia que tiene producir conocimientos cuando uno tiene un archivo de consulta accesible, organizado y que contribuye enormemente a crear conocimiento. Que se pueda conocer la historia y hacerla accesible es lo más hermoso que puede dar una institución a la comunidad.

Cuando empiezo a trabajar en el Programa comienzo a reconstruir la historia de ese espacio. Allí me encuentro con que hubo una ordenanza del Consejo Superior de 1999 firmada por Alberto Puchmüller donde se crea el Archivo Histórico y Documental de la UNSL, y allí en los considerandos se hablaba de la importancia de una política de preservación y conservación de la historia de la UNSL.

Fue creado pero nunca fue puesto en el organigrama de la estructura universitaria. Fue creado por el Consejo Superior pero nunca puesto en funcionamiento. Entiendo que es un área que requiere infraestructura, personal capacitado, entre otras cosas. Desconozco las razones por las cuales nunca se puso en funcionamiento el Archivo Histórico.

¿Cuándo la nombran directora del Archivo?

En el año 2012. Allí comenzamos a pensar, junto con Violeta, la primera estrategia para poder empezar a trabajar y abordar este tema. Fue difícil porque la Universidad no tiene carreras de historia, que es un recurso fundamental para construir masa crítica.

Una de las estrategias fue la realización de las primeras jornadas de historia y memoria. La idea era convocar a otros espacios de la Universidad que ya existían, como el caso del Herbario, el Museo de Farmacia, el Museo Interactivo de Ciencias Contacto. En aquel momento también estaba el Museo de las Almas de los Abuelos que era de la Escuela Normal, y armamos una exposición en el Hall Cultural en el marco de la apertura de las Jornadas. Fue hermoso, porque mostramos un recorrido museístico y de visibilización de todo el acervo que la Universidad tiene.

Todos los espacios que participaron pudieron contar la experiencia que estaban realizando. Nosotros allí armamos la primera exposición fotográfica por décadas, desde 1940 hasta el 2000 con fotos periodísticas de la época.

¿Cómo ha sido el apoyo institucional?

Siempre tuvimos y tenemos el apoyo. Quiero destacar que las gestiones rectorales del Dr. José Riccardo, el Dr. Félix Nieto Quintas y del C.P.N Víctor Moriñigo siempre nos han apoyo. Siempre han pensado en el crecimiento del espacio.

¿Ha crecido el grupo de trabajo?

Sí. Siempre he tenido pasantes becarios, y actualmente hay asignado tres (3) nodocentes. Este crecimiento se ve reflejado en esta necesidad de fortalecer ese eje de política de historia y memoria de la Universidad.

¿Podría mencionar algunas de las actividades más significativas que se han realizado en estos diez (10) años?

Son muchas. Luego de la jornada del 2012, hicimos otra en 2013 en virtud de los 40 años de la Universidad, y luego hicimos la tercera jornada cuando se conmemoró los 100 años de la Reforma Universitaria. En estos eventos convocamos a especialistas, personas de otros archivos de otras universidades nacionales del país donde también nos pudieran contar su experiencia.

También hemos firmado actas acuerdo con el Instituto de Formación Docente Continua (IFDC San Luis) para armar un catálogo digital sobre la historia reciente de la educación de San Luis. Por otra parte, hemos armado exposiciones fotográficas itinerantes, hemos realizado talleres con estudiantes, y trabajamos en red para el documental (serie web) Memoria Habitada.

En 2018 hicimos una puesta en valor de los documentos de la Escuela Normal, en la propia Escuela con los/as estudiantes. Allí el alumnado de la primaria y la secundaria limpiaron los documentos de la Escuela y encontraron cosas de la propia historia del establecimiento que los/as sorprendió. Esto nos llevó a pensar al Programa y al Archivo como espacios pedagógicos y de formación ciudadana.

También hicimos un taller de foto/historia ya que nos encontramos con un corpus de fotos de la historia de la Universidad guardadas en bolsas, algunas en blanco y negro pero sin referencias. Entonces empezamos a pensar algún dispositivo que nos permitiera reconstruir esas referencias y armamos el taller. Convocamos a docentes jubilados/as, nodocentes, estudiantes de la época.

¿Cual es el norte del Programa?

Nos motiva el generar vínculos con la comunidad y con otros espacios dentro de la Universidad. Generalmente son espacios que no son tenidos en cuenta en las agendas de las instituciones en general y por ello en el año 2018 creamos la Red de Archivos Universitarios, en una jornada que se realizó en la Universidad Nacional de Quilmes. Desde ese momento empezamos a trabajar con otros colegas de archivos históricos de otras universidades.

Hoy la Red ha crecido bastante y estamos alojando su sitio web en la Universidad Nacional de La Plata. Nuestra idea es llegar al Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) con una propuesta de políticas de financiamiento para estos espacios.

Son espacios que requieren equipamiento específico, capacitación permanente y estar en la agenda. Hay una apuesta nacional, con programas especiales, sobre políticas de memoria e historia y en ese marco nosotros hemos tenido cuatro (4) subsidios de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) que hemos ganado.

¿Qué se ha adquirido con esos subsidio?

Hemos comprado equipamiento para armar salas de digitalización. Hemos comprado instrumentos vintage para armar el montaje del Laboratorio de Historia Oral que es una de las áreas del Programa, donde lo que nos interesa es guardar la memoria intangible de la Universidad y de la comunidad.

Eso serían las voces a través de entrevistas, porque eso es lo que se pierde con el tiempo. Uno puede resguardar un documento pero lo que se pierde es el testimonio, la experiencia de la persona.

Los financiamientos también nos han ayudado a capacitarnos, porque ninguno de nosotros es archivista que es un saber técnico. Siempre estamos en búsqueda de poder formarnos.

X