Ser estudiantes de intercambio en medio de la pandemia del COVID-19


Ser estudiantes de intercambio en medio de la pandemia del COVID-19

Las movilidades estudiantiles son un eje fundamental para propiciar la vinculación interinstitucional en el contexto internacional. Lizbeth, Camila y Juan son tres (3) estudiantes que en estos momentos se encuentran transitando o culminaron recientemente su etapa de movilidad académica. En medio de la pandemia del COVID-19 comparten sus vivencias y experiencias.

Lizbeth de la Torre Chavez es estudiante de la carrera Relaciones Públicas y Comunicación de la Universidad de Guadalajara (México). Llegó a San Luis el 6 de marzo y actualmente se encuentra cursando tres (3) materias de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL).

¿Cómo vivís el hecho de transitar tu movilidad estudiantil bajo la modalidad virtual que implica esta pandemia?

Personalmente fue complicado al principio, es una situación difícil y algo que no esperábamos el llevar las asignaturas de manera virtual, pero las profesoras me han ayudado mucho, me han dado muchas consultas a lo largo del cuatrimestre para poder llevar las materias. En este momento estoy terminando con algunos coloquios y presentaciones.

¿Cómo fueron tus primeros días como estudiante de Intercambio en medio de la emergencia sanitaria?

Vivo con otras cuatro (4) personas de Brasil, Colombia, México y Chile. Al principio cuando se decretó el aislamiento social nos organizamos para hacer las compras semanales, solamente salía uno (1) de nosotros. Pero por el hecho de ser extranjeros y estar hace tan poco tiempo en la Argentina se nos presentaron algunas complicaciones.

Habíamos llegado dos (2) semanas antes de que empezara la cuarentena, y no se habían cumplido los días necesarios para corroborar que no teníamos coronavirus desde nuestros países de origen. Es por ello que nos encontramos con dificultades en los supermercados que no nos dejaban comprar alimentos si no teníamos una documentación que avalara que no teníamos COVID-19.

Por ello desde la Secretaría de Relaciones Interinstitucionales nos ayudaron a tener algún tipo de documento que validara que habíamos cumplido los 14 días necesarios. Luego de eso, nos turnábamos para realizar las compras entre las personas que vivimos en la casa.

Además, la UNSL nos ha estado ayudando trayéndonos comida a casa, esta es una situación que agradezco mucho ya que no poseo ninguna beca de alimentos que me tenga que cubrir. La Universidad de Guadalajara me da un monto para poder comprar mis alimentos estando acá, pero aún así la UNSL nos ha estado ayudando a todos por igual, a los que tenemos becas de alimentos y a los que no y esta es una parte muy importante para resaltar, que están muy pendientes de nosotros con todas nuestras necesidades.

¿Cómo es tu contacto con tus familiares en México?

Todos los días hablo con mi familia en México por videollamada. En mi país está peor la situación que aquí, hay muchísimos casos. Ellos no pueden salir para nada y mis padres están trabajando desde casa. Yo veo que acá han tomado mejores medidas y ante la situación que yo esté acá mis padres están tranquilos, porque saben que ahora no hay casos activos registrados. Ellos están tranquilos también porque saben que la Universidad está pendiente de mi y de lo que necesito.

¿Qué enseñanzas te está dejando esta experiencia?

Un intercambio viene cargado de muchas experiencias, principalmente académicas y culturales, me he encontrado con esta riqueza de la cultura argentina y de mis compañeros. En la parte académica el sistema de educación es muy diferente a lo que estoy acostumbrada a vivir en México, es muy enriquecedor y suma mucho a mi perfil profesional y a las cosas que podría aprender en otro país.

En esta situación de pandemia esto se expande, a pensar en que no todo sale al 100% como lo tenías planeado y que si bien al principio veía como todo arruinado, de no poder conocer a San Luis ni la Argentina, ahora veo como las cosas por el distanciamiento social dio sus frutos y ahora poder salir y conocer un poco más. A pesar de esta pandemia creo que me llevo muchísimo más de lo que hubiera sido sin ella. Esta situación me hace agradecer muchísimo más el poder haber venido acá, las personas que he conocido y todos los conocimientos académicos y culturales que me llevo.

¿Hasta qué fecha estaba programado tu viaje de intercambio estudiantil?

No tengo fecha definida de regreso, mi vuelo sería el 30 de julio, pero como Argentina cerró sus fronteras hasta septiembre, fue cancelado. La única forma de regresar en estos momentos es esperar hasta septiembre para cuando abran las fronteras y cambiar mi fecha de vuelo, o que algún viaje de repatriación sea más barato. Mi Universidad sacó una convocatoria para darnos una beca extra para poder pagar un vuelo de repatriación, si me la dan y recibo el dinero antes de la fecha planeada tal vez pueda comprar uno de los vuelos que salen hasta México.

No me quisiera ir ni antes ni después de lo planeado, la situación ideal sería irme el 30 de julio, pero si tuviese que irme en septiembre lo único que pensaría es tener el sustento para poder quedarme aquí. Realmente me gusta mucho San Luis y Argentina, a pesar de toda la situación en general y de extrañar a mi familia, estoy viviendo muy bien mi intercambio.

Camila Oderiz llegó el 28 de enero a Colombia, donde se encuentra estudiando Ingeniería Industrial en la Universidad de Santo Tomás, seccional Tunja.

¿Cómo fueron tus inicios como estudiante de intercambio en Colombia y cómo cambió todo con la pandemia?

Tuvimos un mes y medio de cursada presencial, en el cual pude sacar el máximo provecho de la impresionante infraestructura que tiene la Universidad y para afianzar la relación con mis compañeros y profesores que fue excelente.

Entramos en cuarentena el 17 de marzo y eso fue un cambio bastante grande, ya que tenía muchas actividades en la Universidad, no solo por mis clases presenciales sino por mis actividades deportivas y por el uso que hacíamos de los laboratorios. Al entrar en cuarentena tuvimos clases virtuales y no fue lo mismo, pero estoy muy satisfecha con la labor de los profesores, ya que se pudieron amoldar de manera excelente a las demandas de los alumnos.

¿Cómo es tu día a día en Colombia?

Estoy con beca amplia, la Universidad de Santo Tomás se encarga de costear todos mis gastos de alojamiento y alimentación. Estoy conviviendo con una familia anfitriona colombiana de un matrimonio con sus dos (2) hijos. Todos mis compañeros de intercambio están con familias anfitrionas pero la mayoría ya ha retornado a sus países de origen. Anoche se fueron 19 compañeros de Perú y dos (2) de Brasil. Ahora quedamos una (1) chica de Paraguay y cuatro (4) argentinos, incluida yo.

¿Cómo está actualmente la situación en Colombia con respecto a la pandemia?

La situación en Colombia está mucho peor que en Argentina, tenemos 50.000 casos y 1.700 muertes, en la ciudad en la que estoy fue muy grave por algunos momentos, no tanto como en Bogotá donde está la mayoría de los casos. En mi ciudad ingresó el virus a un hospital, afectando a recién nacidos y al personal de salud. La gente en esta ciudad es muy responsable y ahora no hay muchos casos.

Para mi familia colombiana fue bastante difícil, porque ellos tuvieron que empezar a trabajar desde casa, pero de a poco se la pudieron arreglar bien y dinero nunca faltó en la casa, ya que otras familias la están pasando mal por la crisis tan grande. Mi familia en Argentina también están bien, mi papá es grupo de riesgo y está tomando todas las precauciones. Por suerte ellos saben que estoy muy bien acá y eso los deja tranquilos.

¿Cómo estás organizando tu regreso a la Argentina?

Tenía vuelo de retorno para el 13 de junio, pero todos los vuelos fueron cancelados. Ahora nos estamos manejando con vuelos humanitarios, ayer recibí un correo de la Embajada, en el cual el lunes 22 tengo un vuelo especial operado por AVIANCA y estoy esperando en los próximos días la confirmación.

¿Qué enseñanzas y recuerdos te ha dejado esta experiencia?

Estoy muy agradecida con la gente de Colombia porque son muy cálidos y amables, me he hecho un grupo muy bonito de compañeros y realmente los llevaré en mi memoria y corazón siempre, ahora tengo amigos de toda Latinoamérica, hicimos un grupo muy lindo y fue muy doloroso cuando de a poco se fueron en los vuelos humanitarios, sin tener la posibilidad de despedirnos, de darnos un abrazo y vernos.

Prefiero una y otra vez repetir este intercambio, porque está bueno salir de nuestra zona de confort, nunca había estado tanto tiempo lejos de mi hogar y realmente me siento muy orgullosa de mi misma, porque siento que soy una persona distinta en el buen sentido, me he podido amoldar bien a las reglas de la sociedad, quizá en este contexto no tenga muchas anécdotas de viajes, pero si pude tener la riqueza de conocer las distintas perspectivas de vida, ideologías y poder profundizar temas, ideas y realidades y realmente con eso me llevo un recuerdo muy bonito.

Colombia es un país increíble, si tienen la posibilidad de visitarlo no se van a arrepentir, hay mucha riqueza humana que conocer. Tiene lugares muy bellos y pueblos de encanto.

Juan Garro Pagella es estudiante de quinto año de la Licenciatura en Administración de Empresas de la Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales (FCEJS). Realizó su intercambio en el Instituto Tecnológico Superior del Oriente del Estado de Hidalgo (México) durante cuatro (4) de los cinco (5) meses que tenía pactados.

¿Cómo se desarrolló tu intercambio estudiantil en México?

Cursé en total cinco (5) materias y agregué un curso adicional que me brindaban en el mismo Instituto. Pude tener clases presenciales, la gran mayoría en el cuatrimestre. Comencé a cursar el 19 de enero en México y las clases cortaron en abril, yo finalizaba mis clases el 20 de mayo, por lo que cursé presencialmente hasta esa fecha. Con la pandemia se suspendieron las clases, pero México fue uno de los últimos países en entrar en cuarentena total, allí se decretó el distancimiento social pero no se le daba mucha importancia, hasta que se complicó la situación y se comenzó a tomar conciencia.

¿Cómo viviste ese cambio?

El cambio fue duro, veníamos con un ritmo bastante rápido y fuerte de cursada durante la mañana y la tarde. Vivía cerca de la Universidad y tenía una rutina bien marcada, hasta que pasó todo esto y poco a poco se fueron tomando las medidas hasta la suspensión de clases. Creo que lo que más me afectó fue desde lo psicológico antes que en lo físico, eso me llevó a ver la posibilidad de un vuelo de repatriación, que fue lo que hice. Consulté al consulado y a LATAM a principios de abril, sin saber si me quería volver o no, pero la cabeza me estaba pasando una mala jugada y el 27 de abril salió el vuelo de repatriación.

¿Cómo era tu día a día en el Instituto?

En el día a día cursaba mañana y tarde todos los días, vivíamos con otros chicos de Colombia, Perú y Panamá en un complejo de departamentos. Con ellos nos hicimos muy amigos y decidimos compartir la gran mayoría de las cosas. Llegamos y desde el Instituto nos dieron una beca, un cheque con una cantidad de dinero con el que teníamos que pagar una parte de la cuota becada en la institución, la comida y el alquiler.

¿Cómo fueron contenidos desde la Institución receptora y desde la UNSL?

Desde el Instituto tuvimos políticas de contención, teníamos un psicólogo a disposición y tutores asignados a cada uno, en mi caso un profesor de Administración y otros que me ayudaron a adaptarme. Además, juego al básquet y comencé a entrenar en el Instituto y me hice amigos de compañeros de equipos y entrenadores, que me ayudaban ante cualquier cosa que necesitara.

Por parte de la UNSL desde la Secretaría de Relaciones Interinstitucionales, estaban muy al tanto de cómo estaba y cuando pasó lo de la pandemia fueron más seguidos los mensajes. Ellos me comentaban cómo estaba la situación en Argentina y si necesitaba algo, además consultaban qué posibilidades tenía de volver.

Una vez que salió mi vuelo de repatriación me enviaron mensajes todos los días, eso es muy lindo porque uno se siente acompañado por la Institución a la que representa. Además muchos de mis profesores fueron de gran ayuda, uno de ellos, Jorge Guilliani me ayudó desde el minuto uno en el que decidí hacer la movilidad y siempre estuvimos en contacto. Cuando pasó todo lo de la pandemia estuvo al tanto de cómo estaba y eso es para destacar de él y de otros profesores de mi carrera.

¿Cómo pudiste regresar al país?

Mi regreso fue un poco complicado, me inscribí dos (2) veces en los vuelos de repatriación llenando el formulario, pero no tenía respuesta. Eso, junto a la incertidumbre de no saber qué iba pasar con mi regreso provocó que me pusiera mal, que la cabeza me jugara una mala pasada, estuve desganado muchos días, hasta que el 22 de abril me llamaron de LATAM para confirmar mi vuelo. Armé las valijas rápido y me despedí de mis amigos, profesores y demás personas del Instituto de manera virtual.

Soy uno de los únicos privilegiados que no puso dinero para volver del exterior y estoy muy agradecido de eso. El 28 de abril llegué a Ezeiza y el 29 llegué a las residencias de la Universidad de La Punta (ULP) para realizar la cuarentena.

¿Cuáles han sido las enseñanzas que te ha dejado esta experiencia?

Millones de enseñanzas, buenas y malas pero fueron mucho más las buenas. Uno lleva planificada una cosa y Dios dispone otra. Conocí mucha gente, me traigo muchas buenas personas, muchas relaciones y eso es lo que más me llena.

Si bien fui a hacer una movilidad académica y a aprender, uno se enriquece de otras cosas. Llevaba una idea de aprender una cosa y el sistema es totalmente diferente, a uno le cuesta un poco al principio y luego termina adaptándose. Además aproveché para hacer otras cosas que no tenía pensado hacer como agregar cursos extras.

Era mi primer viaje de intercambio estudiantil y se lo recomiendo a cualquier estudiante que lo quiera hacer, en cualquier país. Es una experiencia increíble y uno aprende mucho, te da una visión más global de la situación en la que uno vive, al salir te das cuenta que hay maneras diferentes de hacer las cosas que pueden ser mejores a las formas en las que uno las hacía.

Estoy agradecido con mi Universidad Nacional de San Luis que me dio la oportunidad de viajar a través de la beca de movilidad y al Instituto ITESA que me recibió. Rescato todos los aprendizajes, llevaba hecha una hoja de ruta para aprender y conocer, no me esperaba una pandemia, pero son esas cosas que tiene la vida que te pone a prueba y está en uno enfrentarlas y te hace valorar desde otro lado las cosas. Hice grandes amistades, conocí muchos y hermosos lugares, pero sobretodo me traigo los mejores recuerdos de la gente que conocí.

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