«El teatro es la vida misma, es poder jugar a ser otros y nos hace bien»


«El teatro es la vida misma, es poder jugar a ser otros y nos hace bien»

Axel Machado es el director de Sin Límites, taller de teatro para personas con discapacidad. Este lunes 19 de diciembre realizarán una clase abierta de cierre de año, en la que compartirán con el público algunas de sus creaciones y ejercicios actorales. En entrevista con Noticias UNSL nos comenta cómo es este espacio y los objetivos del mismo.

¿Cómo inició esta propuesta de teatro integrador, como inició también tu relación con la Secretaría de Extensión, con la UNSL?

Esto empezó hace cuatro (4) años. Primero siempre me gusta aclarar una cosa, yo no estoy haciendo teatro integrado, es teatro para personas con discapacidad, es exclusivamente para ellos. Si alguien aparte se quiere sumar y no tiene discapacidad, la integro, si venís a participar, sos un actuante, un actor, una actriz y te formás igual que ellos/as.

Trabajo en discapacidad desde el 2015 aproximadamente. Arranqué en Sawá, el centro terapéutico que está en Juana Koslay, dando un taller de percusión con otros dos (2) profesores. Luego, fui salteando hasta que me ofrecieron dar el taller de teatro. Tenía miedo, mi papá daba clases ahí, pero enfermó y me dijo que fuera a hacerlo. Al principio no quería, porque es difícil. Ahí daba clases para personas cognitivamente como las que vienen aquí, que comprenden consignas, hacen contacto visual y otros chicos/as que no, entonces me tuve que ir adaptando. Después el teatro se fundió, se fue a la quiebra. Yo estaba buscando trabajo y Meli Furlong, a quien conozco por el elenco de El Maquinal, me pasó los links de las propuestas de cursos y talleres, le pregunté qué le parecía a ella y le ofrecí mi propuesta. En ese momento estaba de secretaria Mónica Bussetti.

Arrancamos en la Mixta a dar clases. En ese momento era arancelado el taller, pero luego Mónica absorbió el taller como parte de la Secretaría de Extensión Universitaria. Al otro año, en el 2020 retomamos, y a la semana de arrancar, nos agarró la pandemia. En ese momento fue todo un caos, hasta agosto cuando descubrí las clases virtuales, probé con los/as chicos/as y funcionó muy bien.

En 2021 se repitió la experiencia hasta septiembre más o menos. En ese entonces estaba Hilda Maggi como secretaria y me abrieron el Microcine. Fue también fuerte la experiencia, porque mis clases duran promedio dos (2) horas, o tres (3) en vivo y en directo, y las clases virtuales eran de una (1) hora y terminábamos agotados. Daba un (1) día a la semana, y lo pasamos a dos (2) como para que le rindiera a los/as alumnos/as, porque además tenían sus otras clases virtuales. Fue fructífero, pero fue heavy.

Los años anteriores a la pandemia, el taller era eso, era expresión, era que se podían pasear solos, podían iniciar una conversación, podían imitarme a mí en cierto sentido, y ese año, no. Hicimos una clase abierta a fin de año, que fue muy linda. En diciembre del 2021 decidí dar una clase abierta porque obviamente los cuerpos no estaban para mostrar algo. Y este año también, arrancamos virtual porque no tenían aulas, estuvimos tres (3) meses así y van y vienen.

¿Cuántos son los/as chicos/as que tenés en los talleres? ¿De qué edades?

Se va manteniendo el mismo grupo, se han agregado tres (3) chicos más el mes pasado. Creo que el más chiquito tiene 16 años, que es Valentín, y después 26, 28; las edades van variando.

¿Cómo son las clases? ¿Cuál es el objetivo?

Primero que logren expresarse, a su manera, por lo menos hasta este fin de año. Ya el año que viene, con estos chicos nuevos que han entrado, se puede llegar a generar otro tipo de cosa más artística, que es a lo que yo apunto. O dividir los grupos, todavía no sé, pero apunto a eso, a hacer una obra de teatro y demás.

Trabajo mucho el «no guión». A las personas con discapacidad, sobre todo aquellas que tienen cierto compromiso intelectual o cognitivo, todo el tiempo las están mirando las familias, el acompañante terapéutico, el psicólogo, todo el tiempo estamos como diciéndoles lo que tienen que decir o lo que tienen que hacer (…) Me he pasado largas clases o varios minutos de cada clase, esperando que active el alumno o alumna.

Puntualmente trabajo eso, ser el protagonista de su propio lenguaje, de su propia forma decir o manera de expresarse, no tener que estar imponiéndole cosas (…) Ya son como mis amigos, tenemos el mismo lenguaje, nos reímos de lo mismo, no sé si el público va a entender eso, por eso tengo que estructurarlo para que el público logre captar el chiste que queremos hacer o el tema que queremos generar, pero el resto vienen bastante bien. Todo este año trabajé mucho los solos, porque entre ellos también se conocen desde otros lados y todo el tiempo se están ayudando y no es la idea. Si lo tendríamos que resumir, son ensayos de la vida cotidiana. Previo a que ingresen al taller tengo entrevistas con el estudiante y padre, madre o tutor.

¿Y qué tenés en cuenta en esas entrevistas?

Primero si hay medicación de por medio, porque no estoy habilitado para socorrer ante una crisis. Si tiene acompañante y si es necesario que esté, y si están, que participen de las clases: hay dos (2) acompañantes que vienen todo el año. Y cómo se manejan en la casa, siempre tengo una entrevista previa para saber con quién voy a trabajar. Ahí afloran sentimientos, emociones.

¿Cuáles crees que son los desafíos y gratificaciones profesionales y personales? ¿Qué te enseñan ellos/as?

Si hay algo que aprendí en discapacidad, de trabajar en teatro y lo que sea, es a esperar y a callarte la boca. Primeramente es callarte la boca y correrte del centro y a valorar lo simple.

Con una alumna preparamos juntos un monólogo,a veces la ves en el ensayo y le cuesta arrancar, pero una vez que arrancó… es impresionante, y la ves todo el tiempo ayudando a los otros; pero sola, le cuesta. Entonces estoy trabajando eso, porque sé que le cuesta, porque ha tenido un montón de frenadas, en el sentido de que otros hablaron por ella, y cognitivamente está bien, se hace entender, y se emociona, pero le cuesta eso, entonces ese va a ser un desafío. A lo mejor el público no va a entender nada, no va a saber por qué yo la voy a dejar a esta compañera sentada ahí, aunque sea 40 segundos, pero yo me voy a dar cuenta si está tildada, pero si arrancó, yo me voy a largar a llorar, porque son meses de trabajo, para que ella pueda hacer eso frente a su familia y al público. Hay otra compañera que tiene ecolalia, y ya el hecho que esté participando y logre aprenderse las tres (3) frases que tiene que decir en la obra, es un montón.

El entorno, sus familias, los/as acompañantes, ¿qué devoluciones te dan?

Siempre les preguntó qué onda, cómo los/as ven y he recibido muy buenas devoluciones. Que ven incluso cosas que yo ni he notado, que están más tranquilos/as, que pueden hablar antes de enojarse, que puedan tener continuidad en el taller ya es un montón. Y los ven contentos, y eso por ahí no es tanto trabajo mío sino del grupo humano que se genera.

Trato que cada clase, que me lo enseñó uno de mis maestros de teatro, sea lúdica, siempre, no importa a quién va dirigido el taller. El teatro es un juego. Y en ellos/as se trabaja un poco más eso, habilidades de habla social, o la vida diaria, desde saludar a decirte: «che, me dio bronca lo que me hiciste». El teatro toca un poquito de cada cosa, de todas esas cosas, entonces sirve. A los acompañantes y padres, los veo contentos más que nada por eso, porque ven que están divertidos/as los/as chicos/as y ellos piden venir.

¿Cuál es la importancia de estos espacios de expresión?

Es de suma importancia. Todos los grandes maestros del teatro hablan de esto, el teatro es la vida misma y poder jugar a ser otro/a, y poder sublimar broncas, sublimar amores, nos hace bien. Nuestro inconsciente seguramente se la cree, y generará la serotonina y dopamina necesaria para que nos haga bien (…) El teatro lo más lindo que tiene es que vos podes ensayar un montón de cosas para tu propio ego, y el público lo puede saber o no, y tus compañeros/as lo pueden saber o no. Son oportunidades que te da el teatro. Tiene esa magia.

¿Quiénes pueden ser parte del taller?, ¿Cómo son los cupos?

Hoy somos diez (10) y es un montón. La convocatoria está abierta, si vienen más veremos cómo me adapto. Está también la idea de hacer un elenco de teatro integrado.

Hablar de la discapacidad me parece correcto. Ellos y ellas tienen discapacidad y no es una mala palabra. El ejercicio puede ser el mismo pero la manera de darlo tiene que variar, eso es lo único que cambia, por lo menos desde mi experiencia es lo único que cambia.

Tiene que llegar el momento de ellos/as, de las personas con discapacidad, de estar ahí afuera con nosotros aprendiendo a convivir, con todos los diagnósticos posibles. Creo que ese es el gran desafío, pero si las instituciones no abren las puertas, no se visibiliza esto.

Después está la propuesta de dar otro tipo de talleres. Teatro comunitario por ejemplo, no solo de discapacidad. Hay un proyecto que tengo, que anda dando vueltas, de integrar las escuelas secundarias (privadas, de la periferia, marginal y discapacidad). Es lo mismo, la adolescencia les pega a todos igual, los mismos dramas familiares, los mismos dramas amorosos, es lo mismo, les cambia la vestimenta nada más. Lo dicen y lo expresan distinto, es lo único que cambia, entonces la idea era generar un proyecto así, encuadrado en un marco psicológico.

Para finalizar, ¿Qué les dirías a esos chicos y chicas para que se animen, o a las familias que conozcan estos espacios?

Si hay un mínimo bichito de la vanidad, se tienen que acercar a cualquier taller de teatro, porque si no la vanidad se te vuelve en contra. Está bueno sentirse querido, sentirse aplaudido y aprendes, porque siempre hay una crítica constructiva detrás de cada escena de teatro.

Te ayuda a expresarte mejor, a conocerte mejor. Y otra cosa, es que siempre te podés ver reflejado en otro. Sobre todo eso, si tenés un mínimo de vanidad, seas albañil, seas docente, seas odontólogo, farmacéutico, siempre sirve el teatro.

Clase abierta de Teatro Integrador

Lunes 19 de diciembre de 2022, de 18:00 a 20:00 horas. Microcine de la UNSL (Av. Ejército de los Andes 950, ciudad de San Luis). Cupo limitado, con inscripción previa al número: 2664666495.

Dato

Quienes deseen solicitar más información del taller de teatro pueden comunicarse al teléfono: 2664666495 o consultar la página de la Secretaría de Extensión Universitaria.

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