Estudian el genoma del mosquito transmisor del Dengue y su probabilidad inmune


Estudian el genoma del mosquito transmisor del Dengue y su probabilidad inmune

Científicos de la UNSL descubrieron una toxina por primera vez en el genoma de los animales, particularmente en insectos. La novedad es el mecanismo genético no vertical que se detectó. De allí se desprenden varios interrogantes vinculados a la perspectiva evolutiva, puntualmente del mosquito Aedes Aegypti. Lo curioso a investigar es: ¿por qué la tiene ese insecto y otros animales no?, ¿qué le aportará esta toxina al mosquito transmisor de enfermedades que afectan la salud?, ¿será un método genético de defensa?, sobre eso se está investigando.

Recientemente un proyecto dirigido por el Dr. Walter Jesús Lapadula fue seleccionado por Nación para investigar a profundidad la detección de una toxina, que predomina en plantas y bacterias, encontrada por primera vez en el genoma animal. Los estudios indican que no está en todos los animales sino que prevalece en los mosquitos Aedes Aegypti y en la mosca blanca.

En su tesis doctoral, el científico descubrió que el mecanismo genético encontrado sería una transferencia horizontal, es decir un mecanismo de herencia que es bastante discutido en animales porque se necesita que el gen extraño ingrese a la línea germinal y eso es bastante complejo y discutido.

En una primera instancia encontraron esta toxina en el mosquito transmisor del Dengue y el virus Chikungunya. El trabajo comenzó con la caracterizó informáticamente y después se analizó experimentalmente. En una pasantía realizada en Estados Unidos, el Dr. Walter Lapadula pudo corroborar experimentalmente que la presencia de esta toxina no se habían encontrado producto de la contaminación, sino que estaban definitivamente en el genoma «y efectivamente observamos que cumplirían algún rol», explicó el investigador.

Estos estudios demostraron que esos genes afectan positivamente en la adecuación biológica de estos insectos, es decir que de alguna manera están siendo seleccionados y le están otorgando una ventaja al mosquito. «Como científicos que somos una pregunta nos va llevando a otra y es difícil predecir a dónde va a llegar la investigación», lo que si podemos determinar es que esa toxina se insertó en el genoma del mosquito no para eliminarlo, sino para seleccionarlo.

Actualmente, una hipótesis científica se basa en que debido al carácter que tienen estas toxinas (de ser agentes tóxicos) se piensa que podrían estar otorgándole algún beneficio a los insectos desde la perspectiva inmune, es decir que quizás el beneficio que están teniendo por tener estos genes en su genoma es un rol defensivo frente a patógenos y otros agentes infecciosos. «Esa es la hipótesis que tenemos y este proyecto tratará de encontrar evidencia que apoyen o refuten esta hipótesis. La idea es caracterizar estas proteínas con el objeto de tratar de ver qué rol funcional pueden estar cumpliendo», dijo.

Para explicarlo mejor, el doctor Lapadula expresó que el modelo evolutivo que nos plantea Charles Darwin es básicamente que todas las especies que existen actualmente han venido evolucionado gradualmente y van compartiendo relaciones de ancestría y descendencia, es decir que de una especie surgen especies descendientes. Si eso se extrapola al origen mismo de la vida todos los seres vivos del planeta compartimos un ancestro común, entonces esos genes se han ido heredando a lo largo de los años hasta cada una de las especies que existen actualmente en el planeta tierra.

«Lo lógico sería pensar que si uno encuentra un gen en un animal sería que esté en todos los animales, pero: ¿qué pasa con estas toxinas? ya que solamente las encontramos en algunos insectos particulares y no están en otro animales, no están en mamíferos, no están en otros insectos, y ¿por qué en estos moquitos si?, ¿cómo es esto posible?, y fundamentalmente: ¿cuál es el rol concreto que tienen?, sobre esto se investiga», concluyó el investigador.

Dato

El proyecto recibirá alrededor de dos (2) millones de pesos otorgados por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica a través del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT). «Lo que hacemos es ciencia básica». Es un proyecto para un grupo de reciente formación cuyo objetivo es comenzar a sentar las bases para que se forme una línea de investigación y ya fundarla definitivamente. Puntualmente se invertirá en insumos y reactivos para poder llevar a cabo el proyecto.

Actualmente el grupo científico se encuentra en la búsqueda de algún estudiante interesado/a en realizar una tesis doctoral en esta temática para caracterizar funcionalmente estas toxinas, tratar de ver si efectivamente tienen capacidad enzimática y/o cumple un rol de defensa.

Nota y fotos: Prensa Institucional UNSL
Contacto de asesoramiento para investigadores/as sobre PICT: Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNSL, interno: 5558 / 5505, email: seccytr.unsl@gmail.com

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