Jorge Schlottke: «La gratuidad universitaria es oportunidad»


Jorge Schlottke: «La gratuidad universitaria es oportunidad»

En su paso por la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), Jorge fue el fundador de la Asociación de Estudiantes de Farmacia de la República Argentina (AEFRA). Actualmente es Magister en Gestión de Sistemas de Salud y se desempeña profesionalmente como farmacéutico en el Centro Oncológico Integral.

En el marco de los 70 años de la Gratuidad Universitaria que se celebrará el próximo 22 de noviembre, Jorge Schlottke comparte sus opiniones y experiencias sobre la institución pública.

¿Cómo fue tu paso por la Universidad Nacional de San Luis?

Soy de San Luis y elegí la carrera de farmacia porque mis padres son farmacéuticos, estuve dentro de una farmacia desde que nací prácticamente y siempre me gustó el área de la salud. Ingresé en el año 2008, ese año fue un poco complicado, porque no tenía mucha idea de lo que era estudiar en la universidad, cómo eran los tiempos, no tenía idea lo que era una cartelera. Por ello me llevó un tiempito adaptarme, pero una vez que ya entré me sentí muy contenido, sobretodo por los profesores y por el grupo de amigos con el que vas avanzando con los años y con los que terminás siendo amigos después, fue una experiencia hermosa.

¿Cómo la Universidad Pública y gratuita incidió en la formación?

Que la Universidad sea pública y gratuita fue fundamental, para mí y para mis compañeros, ya que si la Universidad no hubiese sido pública y gratuita, lo más probable es que muchos de ellos no hubiesen podido estudiar la carrera. El hecho de venir de otra provincia implicaba para ellos muchos gastos y el desarraigo de irse lejos de la familia, de las costumbres y tradiciones de sus propios lugares. Tuve compañeros que venían de afuera y tenían que estudiar y trabajar. Entonces que la universidad haya sido gratuita fue fundamental para poder terminar la carrera y cumplir el sueño de recibirse.

¿Cómo fue tu primer día en la Universidad?

El primer día fue en el curso de ingreso. Éramos muchísimos estudiantes en el Bloque I, teníamos química y matemática y la verdad que me sorprendió ver la cantidad de gente que había. Si bien me habían dicho que en la Universidad iba a ver muchísima gente y que no iba a conocer a casi nadie, verlo me impactó igual.

De ese día recuerdo estar en el aula 44, una de las más grandes de la UNSL. A pesar de que estaba llena de alumnos, me gustó que todos tenían un espacio para hacer sus preguntas, para consultar y si venías a la clase siguiente, ya después de una (1) o dos (2) semanas los profesores se acordaban de vos, de quién eras.

Siempre los docentes estaban a disposición para ayudarte, me acuerdo del «Colo», el Dr. Francisco Matías Garibotto, profesor de química que se sentaba al lado tuyo y te ayudaba y te explicaba de nuevo si no entendías, era muy linda la experiencia.

¿Cómo pensás que desde tu rol como estudiante pudiste retribuir a la sociedad la posibilidad de estudiar en una Universidad Pública?

Personalmente siempre intenté vincularme con alguna actividad que ya mi pensamiento no era sólo devolver algo a la comunidad estando graduado, sino siendo estudiante. Hicimos voluntariados en la cátedra de tecnología farmacéutica, también con Vicente Fusco, muchas actividades de extensión. Hoy en día se siente bien saber que uno está a disposición del otro gracias a la posibilidad que nos dio la Universidad Pública de poder estudiar de manera gratuita y poder tener las herramientas para poder devolver todo lo que recibimos durante nuestra carrera.

Una de las cosas que más me impactaron, fue estando abajo en la salida de Chacabuco y Pedernera, ver con mi grupo de amigos a muchos chicos de nuestra edad que pasaban por afuera de las escaleras y ni miraban para adentro de la Universidad. Nosotros estábamos tomando mates en un recreo y nos dimos cuenta de la suerte que teníamos de poder estar en la universidad, subir las escaleras, tener un asiento, que los profesores te conozcan, tener un grupo de amigos y estar preparándote para tu futuro. La puerta de la universidad está ahí y mucha gente no puede aprovecharla.

Hoy en día, en el ámbito profesional todos los días terminás siendo no sólo farmacéutico, sino conociendo a la gente, vinculándote, respondiendo preguntas y estás preparado para eso. Vos sabés que estás ayudando y devolviéndole un poco a la sociedad que te permitió estudiar.

¿Cuáles fueron las acciones que se emprendieron desde la Asociación de Estudiantes de Farmacia de la República Argentina (AEFRA)?

La asociación fue un punto de quiebre dentro de mi carrera universitaria, estaba en un congreso de farmacia, el primero al que iba y escuché sobre el uso racional de medicamentos, automedicación y me interesó mucho estudiar sobre eso de manera independiente. A partir de eso y de muchos eventos encadenados surgió la asociación.

El objetivo fue vincular a los estudiantes de farmacia entre ellos y no sólo con estudiantes de nuestra Universidad, sino con otros de todo el país y del mundo. Con esa visión nació la asociación y desde que nació, uno de los primeros proyectos fue el devolver un poco de nuestra suerte de estar estudiando en nuestra Universidad y nació un programa llamado «Aefra solidario» en el que hacíamos actividades académicas para brindarles conocimientos a los estudiantes de farmacia, pero a la vez que ellos pudieran colaborar con la sociedad.

Buscábamos escuelas, comedores y todo lo que nosotros hacíamos era sin costo, pero con colaboraciones de frazadas, ropa, juguetes, alimentos no perecederos, que juntábamos y después llevábamos a las escuelas rurales. Era un intercambio muy lindo, la primera vez que lo hicimos fue en una escuela rural de Donovan.

En ese momento hablando con la directora sobre la situación de la escuela, nos comentó que tenían problemas con el Mal de Chagas. A partir de ese momento, nos comprometimos en llevar todo lo que pudiéramos juntar y hacer algo sobre eso. Luego de un tiempo, les llevamos una presentación con títeres sobre el Mal de Chagas a los niños y, en ese momento nos dimos cuenta de que quizás ellos sabían más que nosotros sobre el tema, pero fue linda la experiencia de tratar de enseñar y vincularse con la gente a la que a lo mejor le queda lejos todo esto.

Tuvimos otra experiencia así en una escuela del Suyuque y otra en «El impenetrable» en Chaco. Fueron experiencias muy lindas que nacieron en el seno de esta universidad, la asociación fue una de las cosas más lindas que me pasó. Desde que empecé con la asociación pude terminar a tiempo la carrera, fue cuestión de encontrar el tiempo que quizás antes usaba para ocio en hacer algo que valía realmente la pena.

¿Pensás que existe un acceso igualitario a la educación pública?

Cuando se habla de igualdad, prefiero hablar de equidad, porque igualdad es para todos que la universidad está acá, pero muchas veces con las actividades de extensión que se realizan desde la UNSL, lo que se logra es equidad. Nosotros llevamos hacia afuera la universidad y de esta manera le damos la posibilidad a la gente de conocer algo que muchas veces no les queda cerca. Eso es lo principal para mi, que la UNSL lo hace con las actividades de extensión y de voluntariado.

¿Qué es para vos la Gratuidad Universitaria?

Si tuviese que definirla en una palabra, la gratuidad es oportunidad, que no significa que nadie te va a regalar algo, sino que tenés una oportunidad y sos responsable por ello. Al aceptarla estás aceptando un gran compromiso también. Me parece eso, oportunidad y compromiso.

¿Volverías a elegir la Universidad pública para formarte?

Sin dudas volvería a elegirla, sobretodo acá que ya conozco y sé cómo funciona.

No es solamente el tema de entrar a la Universidad para hacer una carrera en cinco (5) años, no está mal, pero la universidad es algo más, es poder vincularse con gente, hacer relaciones personales y profesionales, aprovechar cada experiencia que pueda haber para mejorar, sean simposios, charlas, voluntariados, actividades de extensión, son un montón de cosas que si no las hubiese hecho en mi carrera, sentiría que algo me faltó hacer. Y siento que en la UNSL no me faltó hacer nada.

Una de las cosas que más me movió y motivó a vincularme con la carrera fue cuando largamos con la Asociación. Nunca me había imaginado que iba a poder estar sentado con chicos de los cinco (5) continentes, discutiendo cómo era la educación farmacéutica en otros países. Esas son cosas que como estudiante te llenan mucho, te ponen en una situación de decir: «mirá lo que estoy pudiendo hacer con esto que elegí». Mucho compromiso, mucha pasión y dedicación por lo que uno hace.

¿Qué pensás de la educación pública argentina?

Muchas veces no se valora mucho lo propio y personalmente tuve la posibilidad de hablar con chicos de otros lugares y resulta que todos hablábamos el mismo idioma. Eso significa que si puede haber alguna variación en la pedagogía o en cómo se dictan las materias, pero no me sentí para nada lejos del lugar donde estaban ellos.

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